Halloween es la época del año en la que las historias terroríficas nos llegan de todas partes. Casi siempre tenemos un elemento en común en todas ellas, una mansión encantada. Sin embargo no solo nuestros hogares pueden ser embrujados, también pueden sufrir maldiciones lugares, personas, objetos…y por supuesto, mobiliario. Hoy os traemos tres historias terroríficas de muebles malditos que existen en realidad.
La caja de vino poseída
¿Recordáis la película “The Possession – El Origen del Mal” de 2012? Pues está basada en una historia real en la que nuestra caja de vino maldita es la protagonista. Ésta apareció por primera vez en escena en Internet en 2003, cuando estaba siendo subastada en eBay. Su dueño aseguraba que la compró en Portland, Estados Unidos, dos años antes. Pertenecía a una anciana de origen judío que vivió hasta los 103 años. Según la mujer, la caja hospedaba un dybbuk, un espíritu maligno, y nunca debía ser abierta.
Lógicamente el nuevo dueño la abrió. Tanto su madre como su hermana sufrieron ataques de ansiedad tratando de convivir con el mueble, ya que nunca se podía cerrar completamente. El dueño trató de venderla en numerosas ocasiones pero siempre devolvían la caja debido a las malas vibraciones que daba. Finalmente pudo deshacerse de ella. Desde entonces, el objeto ha cambiado de mano en numerosas ocasiones, tanto que se ha perdido su rastro.
La silla de la muerte
En 1702, el británico Thomas Busby asesinó a su suegro después de una discusión tras haberse sentado en su silla preferida del bar del pueblo. El cuerpo fue descubierto y Busby fue arrestado y condenado a muerte. Mientras iba de camino hacia la horca, pidió tomar una última cerveza en el bar. Allí puso un embrujo sobre la silla, maldiciendo con la muerte a cualquiera que se sentara en la misma.
La maldición parece haber hecho efecto, ya que más de una decena de personas que se sentaron en la silla sufrieron muertes repentinas, desde caídas hasta tumores cerebrales y accidentes de tráfico. Actualmente se encuentra en un museo local, colgada del techo para evitar que nadie más se siente en ella.
El espejo encantado
Desde siempre los espejos han tenido la reputación de conectar el mundo de los vivos con el de los muertos, como es el caso del espejo de la Plantación Myrtle, a las afueras de Nueva Orleans.
Según la leyenda, una esclava envenenó a la señora de la casa y sus dos hijas. Debido a la energía negativa del lugar (ésta es solo una historia terrorífica de las muchas que se han producido en la plantación) las tres quedaron atrapadas en el espejo.
Los visitantes de la casa, actualmente convertida en un hotel, aseguran haber visto huellas de manos en el vidrio. Del espejo surgen extrañas manchas que no pueden limpiarse con ningún producto y muchos aseguran vislumbrar tétricas figuras que tratan de materializarse con la luz correcta.
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